¿Damas de Blanco o mamíferos del verde?

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Para miles de personas el color blanco se asocia a lo inmaculado, la inocencia y la paz, y hasta los ángeles de varias religiones se representan con vestimentas de esa tonalidad como expresión de pureza.

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Es por eso que resulta la más desproporcionada expresión de hipocresía que a un grupo de asalariadas al servicio de intereses injerencistas les haya dado por llamarse “Damas de Blanco”, cuando en realidad, quien desea vender a su patria y a su pueblo, como ellas, merece el más despreciable de los calificativos.

Sin ofender a los ecologistas, amantes del verde, ése sería un buen tono para identificar a tan malas actrices que en calles de La Habana, fundamentalmente, arman sus pésimas actuaciones para así justificar  los dólares americanos y “regalitos” que reciben por sus escenificaciones a través de la Oficina de Intereses de Washington en la capital cubana.

¿Y qué decir del título nobiliario, de “Damas”?

Si en algún momento creyeron que tal mote obedece a que en una de sus acepciones ese término significa “mujer distinguida”, ellas mismas se han encargado de desprestigiarse por completo.

Señoras: a nadie que luzca tan pacífico y hasta hermoso apelativo, se le ocurriría armar tan ridículas  presentaciones carentes del más endeble argumento.

Por tal motivo me he convencido de que la denominación de Damas, tiene mucho más que ver con un tipo de ciervo que ostenta igual nombre y que hasta admitiría una falta ortográfica para escribirse como su homónimo siervo, alusivo a la persona servil y esclava.

En honor a la verdad es eso lo que representa la Laura Pollán, líder del grupo, cuando cada domingo asiste con sus compinches a la iglesia de Santa Rita, en el barrio habanero de Miramar, como parte del programa indicado por sus jefes yanquis y respaldadas por el financiamiento directo, desde Estados Unidos, de la Fundación Rescate Jurídico Cubano dirigida por el terrorista Santiago Álvarez.

Y ahí está otra de las definiciones de Dama que bien puede aplicársele a esas mujeres inescrupulosas: constituyen una pieza más de un tablero, cual juego de mesa; sólo que en este caso son los amos imperiales quienes indican el próximo movimiento a cambio del salario, por supuesto.

Luego de este desmonte, más bien etimológico, me atrevo a proponer un sinónimo para las Damas de Blanco: mamíferos rumiantes del verde.

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